miércoles, 22 de febrero de 2012

Buenos días, extraterrestre


Artículo originalmente publicado en la sección Rated R de Cookies on The Net

Algunos lo llaman “coyote ugly”, si al abrir los ojos te arrepientes de lo que encuentras a tu lado en la cama tras una larga noche de juerga. Otros, sin embargo, se sienten extraterrestres. A casi todos nos ha pasado alguna vez. Sed honestos. Eso de abrir los ojos y encontrarte en una cama que no es la tuya, en un piso que no es el tuyo y una pareja al lado de la que no recuerdas ni el nombre. La sensación de incomodidad, de no saber muy bien cómo actuar, el intentar que no se note que no recuerdas el nombre de la otra persona, sentir que has invadido un hogar que no es el tuyo o, peor aun, que alguien ha invadido el tuyo. 

La situación ha dado pie a muchas comedias, pero, qué pasaría si en ese momento de surrealismo absoluto, descubres al mirar por la ventana una nave alienígena en el cielo de Madrid. ¿Qué pasaría si la capital de España hubiera sido invadida por extraterrestres mientras tu te recuperabas de una noche de fiesta con la mujer de tus sueños? Esta es la interesante premisa de Extraterrestre, un filme de Nacho Vigalondo que pudimos disfrutar en Sitges, en a una sala repleta de aficionados y prensa que disfrutó con el nuevo trabajo del director de Los Cronocrímenes. 

Julio y Julia se despiertan en el apartamento de la segunda tras una noche de fiesta. Ella, nerviosa, incómoda, incita reiteradamente a Julio a que abandone el apartamento, sin darse cuenta de que una nave extraterrestre de unos siete kilómetros de largo planea sobre el cielo de Madrid. La ciudad parece haber sido evacuada, parecen ser los únicos habitantes de la capital, hasta que descubren que no están solos: el vecino de Julia, perdidamente enamorado de ella, hace acto de presencia, pues se había quedado escondido en su apartamento esperando a ver qué hacía ella y con quién estaba. Y aun más enredos esperan a los protagonistas, cuando Julio descubre que la chica con la que se ha acostado, Julia, vive en ese apartamento con su marido, Carlos. 

Y así, como quien no quiere la cosa, la película que por su primera sinopsis parecía un thriller de ciencia ficción, se convierte en una comedia de enredos del gusto de todos. Los personajes, las situaciones en las que se encuentran, cómo se va desarrollando la trama y los golpes de guión que la hacen avanzar nunca cansan, siempre estimulantes, y consiguen que el hecho de que Madrid haya sido prácticamente evacuada por una invasión alienígena sea secundario. Vigalondo sienta al espectador a la mesa con los personajes, asistiendo como un comensal más a la extraña y divertida comida que los protagonistas tienen en el apartamento de Julia y Carlos. Recuerdo que cuando estudiaba en la facultad hablamos de la ventana de Johari, una herramienta de psicología cognitiva creada por los psicólogos Joseph Luft y Harry Ingham y que, aplicada a los procesos de comunicación, analiza la dinámica de las relaciones personales. Mientras disfrutaba de una de las secuencias de la película no pude evitar pensar en esta teoría estudiada hace años en la facultad, pues cuando todos los personajes se sientan a la mesa, el espectador sabe que Julio y Julia se han acostado, pero el personaje de Carlos no sabe nada, lo cual crea una serie de situaciones cómicas basadas en el conocimiento o desconocimiento de esa información. 

Y precisamente la falta de información es lo que lleva a los personajes a centrarse en sus sentimientos, los unos hacia los otros. El guión de Vigalondo juega precisamente con eso: “Es tal el vacío de información que sufren que, a medida que pasan los días, hay sitio para una sencilla y triste historia de amor”, asegura en las notas de producción el director. Y es que, en el fondo, Vigalondo parece querer contarnos, entre risas, que los humanos somos humanos, y que lo que nos mueve y nos impulsa, en el fondo y, pase lo que pase, será siempre lo mismo. Que las películas nos han enseñado a que la reacción típica ante una invasión alienígena es la de huir y combatir cual héroes, pero que, en realidad, si ocurriera, la falta de información podría llevar a las personas a centrarse de nuevo en sus vidas, sus sentimientos y sus emociones. 

El filme, por tanto, es una comedia con fondo de ciencia ficción, pero cuyo relato no es sino un proyecto al más puro estilo de Vigalondo en sus inicios en el corto, esos inicios que le alzaron con una nominación al Oscar por 7:35 de la mañana. Quizá no es la típica película de la que se espera que hablemos en una sección como Rated R, pero ya habrá más sangre y sexo en próximas entregas.

No desesperéis, extraterrestres.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No me extraña que le haya gustado tanto a Vigalondo este artículo. Me dan ganas de ir a ver la peli nada más ser estrenada.Eso sí, primero echaré un vistazo a la herramienta de psicología cognitiva creada por los psicólogos Joseph Luft y Harry Ingham y que, aplicada a los procesos de comunicación, analiza la dinámica de las relaciones personales. Acojoooooooooo!!!!!!!!! Enhorabuena Diego.

Diego Sánchez dijo...

Gracias!

La película es muy divertida. Y nunca esta demás aprender/repasar herramientas de Psicologia.

Saludos!